Luego de limpiar la ciudad

Luego de limpiar la ciudad
Tras la impredecible lluvia santiaguina

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Trémulamente

Siempre que escribo acá es porque hay un sentimiento claro, definido... una emoción intensa; Alborotada e impaciente por escapar a borbotones por debajo de las yemas de mis dedos.

Hoy una turba inquieta me acecha, no sé cómo identificar esta mezcla de sensaciones que a ratos eriza mi piel. Será acaso la honestidad?, el despojarme de todo prejuicio... el descartar el miedo como un posible refugio; Decir y desligarme de la verdad, la verdad pura como nunca antes.
Debe ser cierto que cuando más cerca te encuentras de la miseria humana, es cuando sale a relucir la verdadera e intensa gama de maravillosos colores que exhibe el corazón del hombre.

Hoy me encuentro en una clara confusión, sé que te amo, sé lo que quiero... pero la ansiedad me carcome esta noche.
Pienso en ti y en nosotros, te recuerdo ajeno, sonriente, brillante... quizás con un dejo de inseguridad al caminar, y es que cómo podría vivir sin eso? Tengo miedo de sentir así. No es tiempo de pensar en esto lo sé. Pero qué hacer. Es que los pensamientos llegan arrebatadores como quijotescos caballos corriendo calmos en contrariedad con su fiero ritmo digno de jinetes andaluces.

Calor, frío, viento, sol, sudor, miedo, hielo: experimento el vértigo de la misma manera en que el clima jugó con nosotros esta semana.
Así creo sentirme esta noche.
Mientras las nubes danzan incesantes... en una mezcla grisácea de rojizos tonos, en busca del clima que acechará al nuevo día que se acerca sin medir el reloj.

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