Luego de limpiar la ciudad

Luego de limpiar la ciudad
Tras la impredecible lluvia santiaguina

lunes, 2 de julio de 2012

Yo creo en la felicidad autónoma, en ser felices por quienes somos, por lo que hacemos.
Pero qué pasa cuando esa felicidad comienza a ser levemente desestabilizada por alguien, un gesto, una sonrisa.. un recuerdo?
Entonces, sólo y sólo si te encuentras en este caso, puedo decir que para ser feliz deberías olvidarte de los errores cometidos, de los momentos que faltaron por vivir.
Deberías estar feliz por las decisiones tomadas y no arrepentirte bajo ningún punto de vista.
Pero al mismo tiempo... (es que sí, somos humanos masoquistas) la felicidad sería recordar, extrañar y desear. Recordar las conversaciones, los regalos y las noches. Extrañar su risa y su particular forma de abrazarte, cómo te escucha al desahogarte y cómo te entendería si estuviera contigo aquí y ahora. Cómo acudiría a tus llamados sin dudarlo ni un segundo y casi lo más importante: cómo te recuerda a cada segundo lo mucho que te quiere y lo feliz que es si estás a su lado. La felicidad estaría en el deseo de invadir su mente, en la nostalgia de las diferencias.

En la libertad de la confianza.

La felicidad es saber que le perteneces y que te pertenece, que desea estar contigo más que nada y que se divierte como nunca al hacerlo.

La felicidad es necesitarse del mismo modo, y al mismo tiempo..